Hay un antes y un después del mural, en lo que refiere estrictamente a mi obra. Este trabajo terminó de abrir por completo, en mi espíritu y mente, la puerta de la confianza absoluta en la “entidad arte”. Es que, es el producto de la serendipia (descubrimiento o hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental o casual, o cuando se está buscando una cosa distinta). Muchas veces me encontré sin saber por qué estaba poniendo determinado recorte en ese preciso lugar.
Mucho tiempo después de haber terminado el mural, revisando las fotos de la cronología, encontré algo que había olvidado. Misteriosamente había escrito en la pared “ME VOY A DAR CUENTA AL FINAL”, meses antes de pegar la primer figutira. Así habla la serendipia del arte a quien se deja caer en el vacío de la incertidumbre dejando que despierte la libertad del niño que llevamos dentro. De la mano con nuestro ser superior y el entramado cósmico de coherencias y efectos, se puede traer a la vida algo tan complejo y perfecto que hasta uno mismo se termina sorprendiendo.
El mural GUERRA PARA VER 3 comienza en el año 2013. Me habían sobrado algunos recortes de la segunda serie de guerra para ver y los empecé a pegar en la pared de mi taller, con puro fin lúdico y decorativo y sin intención alguna de obra.
No se por qué durante meses estuve pegando recortes sueltos en lugar de pegarlos todos de una vez pero, luego de un año, un día me dí cuenta de que las figuritas estaban dialogando entre ellas. Lo que una preguntaba, las de al lado respondían, y juntas decían algo diferente y con más fuerza. El arte, ahí me dijo que se trataba de una obra de pared completa.
No tan oculto en mi mente estaba la idea de que el muro estaba simbológicamente dividida por temas. Esa era mi guía básica que hacía que las fotos de terrazas de cultivo estén junto a las frutas y flores, mientras que en otro sector de la pared juntaba fábricas, caños y grúas.
Aún así no tenía muy claro si iba a terminar siendo una obra cerrada tan correctamente armada como terminó siendo, y menos pensaba en la posibilidad o cómo iba hacer para sacar el mural de mi pared y poder exponerlo en otros lados.
En agosto de 2014 había terminado, solo faltaba un poco de pintura aquí y allá.
Un mes después, el mural ya estaba terminado. Recuerdo la fascinación por haber traído a la vida semejante collage, por haber sido capaz de construir algo tan grande y hermoso. Pero más allá de los 3 x 3 metros de belleza en puro arte picado grueso, pude entender que retrataba un mapa de nuestro universo planetario cultural político social. Ahí reconocí la importancia del mural y que era imperantemente necesario despegarlo de mi pared privada solitaria para poder llegar a cada casa corazón y así más fuerte poder cantar.
Ese día sonaba en mi taller y en mi mente “YO CANTO PARA USTED, EL QUE ATRASA LOS RELOJES”.
Pasé casi dos años rompiéndome la cabeza para idear la mejor forma; no solo de despegarlo sino también de alcanzar la mayor definición posible. Así inventé la CAJA FOTO MURAL MATIC.
Hecha de fierro y alambre, con un lugar para anclar una cámara a 30 cm de distancia y con luces para que la luz sea totalmente pareja.
Dividí la pared con tanza para que me sirvan como guías en las panorámicas y empecé a gatillar. Terminé con 822 imágenes en alta definición, ahora solo quedaba el trabajo final de digitalización.
En 2016 me tuve que dibujar la raya del orto después de pasar dos meses enteros, día y noche, sentado delante de la computadora pero el resultado fue el magnífico mural de arte pop GUERRA PARA VER 3, capaz de reproducirse infinitamente, el mural entero o la partecita que más te guste, a más del doble del tamaño original.
Así salían las fotos...
Y así terminó saliendo el mural.
El mural que comenzó siendo de 3 x 3 metros hoy puede ser del doble de tamaño y más…
ESTO SI ES ARTE POP POPULAR VERDADERO! PURO ARTE PICADO GRUESO!
Después de la digitalización y 1º exposición en el Arteme de octubre en la Galería de Artistas Emergentes de Carlos Regazzoni, el mural en la pared de mi taller fue rasqueteado.
Guardé algunos pedacitos de ese original para regalar a chamigos o vender a entendidos, pero ese mural como objeto solitario y elitista de obra limitada ya no existe como tal; cada copia es el original