por: Mildred Collazo
La Mujer artista en el arte puertorriqueño.Mildred Collazo, MFAAunque el arte en nuestra Isla antecede con mucho la etapa de la conquista española, lo cierto es que no tenemos evidencia de la identidad de artistas concretos hasta bien entrados lo que comúnmente podemos llamar nuestra etapa “histórica”. Mucho menos podemos hablar de artistas del sexo femenino, aunque nada impide imaginarnos que pudo haberlas. Pero en esta reflexión nos ceñiremos al rigor de los hechos verificables. Y haciéndolo así, descubrimos entonces dos datos interesantes. El primero es que Campeche inaugura una nueva época en la cual los artistas puertorriqueños alcanzan reconocimiento y notoriedad en el mundo de las artes plásticas. El segundo dato interesante es que, tras la popularidad que obtuvo Campeche, al cabo de unas pocas décadas nos topamos después con una especie de segundo renacer de la pintura boricua liderado por Francisco Oller. Renacer en donde figuran las mujeres pintoras de forma prominente. El gran maestro Francisco Oller tuvo a su vez un maestro. El nombre de este maestro fue el célebre pintor Juan Cletos Noa. Y resulta que las hijas de su maestro fueron condiscípulas de Oller: las mujeres artistas Amalia, Magdalena y Asunción Cletos Noa. Estas hijas de Cletos Noa participaron como pintoras en la feria de San Juan del 1854, junto a los pintores varones contemporáneos. Estas hermanas abrieron una Academia de Arte la cual permaneció abierta por muchos años, lo que quiere decir que la educación del arte en Puerto Rico comienza con tres rostros de mujer. Pero esa información no es visible a nuestra conciencia por que a quien siempre se menciona es a su padre. En 1880 encontramos a María Eulate de Mayagüez, músico y pintora. Estudió en Madrid y viajó por varias partes de Puerto Rico. Fue reconocida en revistas de la época que destacaban los saberes que debían mostrar las mujeres, porque así lo hacían los países civilizados (Cotto, 2002). EN el campo de la educación escolar para la misma fecha en 1880 el Decreto de Despujol dictaba que los varones de escuela superior tomaran cursos de geometría, dibujo lineal, y agronomía. Las niñas de elemental y secundaria tomarían dibujo lineal relacionado a tareas del hogar. Nótese cómo los estereotipos de género se asignan según los roles sociales desde los primeros años de vida y se insertan como leyes en el currículo escolar. En 1888 aparece Amparo Fernández Náter, pintora y escritora por mérito propio, dicta una revista de época, ya que era fácil pensar que la gente dijera que era Buena con la pluma y el pincel por ser hija de Manuel Fernández Juncos (Cotto, 2002). Pero es precisamente este escritor puertorriqueño el primero que produce un discurso de género igualitario de la mujer puertorriqueña al decir: A un país se le reconoce por cómo trata a la mujer. En 1899, las Leyes Escolares del Dr. Eaton establecen en el sistema público la enseñanza de dibujo y cerámica, cuando el maestro pueda. Hacia los años 1900 Francisco Oller era ya un artista reconocido en Puerto Rico a la misma vez que era profesor de la Escuela Normal, encargado de preparar a las maestras que ofrecerían aquellas clases de dibujo y cerámica de las Leyes Escolares de Eaton. Además, tenía un taller privado exclusivamente para mujeres, donde llegó a atender más 100 mujeres, sin embargo es a Ollera quien se le recuerda. ¿Dónde quedaron todas aquellas mujeres? Al agruparlas en un número, éstas pierden identidad y una vez más, se hacen invisibles a la conciencia del lector. Hacia 1908 aparece en escena María Cadilla, arecibeña, quien fuera a Washington a estudiar pintura y a quien todavía hoy, su familia lucha por que se le reconozca como pintora. Sin embargo, fue maestra de José Oliver a quien sí se le reconoce como pintor. Como ustedes observan, la historia de las mujeres artistas y maestras de arte es prácticamente invisible. Las mujeres hacen su entrada al mundo del arte en este período. Si bien Oller hace notar en sus cartas la presencia de mujeres en sus academias de arte y de mujeres en sus clases en la Universidad de Puerto Rico a principios del siglo XX, lo cierto es que podemos hablar de la presencia efectiva y múltiple de mujeres talentosas sólo desde la década de 1930. Luisina Ordónez (1909-1975) es ejemplo interesante de esta irrupción de la mujer pintora en el mundo del arte puertorriqueño. No es hasta la década del 30 y el 40 que la mujer puertorriqueña aparece con nombre propio; _se mencionarán tres a saber: Luisa Geigel Brunet (1916), Luisina Ordoñez (1909-1975) y María Luisa Penne de Castillo (1913). La primera se educó en los Estados Unidos. Para 1939, expuso muestra de su trabajo en el Casino Español en San Juan. La obra que presentó se caracterizó por la temática de desnudos y retratos. Otro organismo que contribuye al desarrollo del arte puertorriqueño es la División de Educación de la Comunidad, fundada en el 1946 y en cuyo Taller de Artes Gráficas, dirigido inicialmente por la artista norteamericana Irene Delano, se forman muchos de los artistas que actualmente están considerados como los máximos exponentes del arte puertorriqueño. OIga Albizu (1924), su pintura está predominada por la total abstracción, combina el color en espatulazos monocromos consiguiendo textura con el mismo color, es una obra muy lírica. Noemí Ruiz (1931) una de las máximas exponentes de la pintura abstracta puertorriqueña, su obra se caracteriza por la utilización cromática con intensidad tropical que denota calidades lumínicas excepcionales. Una de las principales figuras del arte pictórico puertorriqueño es sin duda, Myrna Báez. Su obra se caracteriza por una constante renovación en técnicas, temas y estilos, así como una variada riqueza - cromática. El paisaje y la figura humana son los temas predominantes dentro de su variada obra, Isabel Bernal (San Sebastián, PR., 1935), En la década de los setenta en esta década se destaca Isabel Vázquez con una marcada influencia del español Antoni Tapies, de los 70 a los 90 el arte plástico puertorriqueño ha experimentado un enriquecimiento tanto en diversidad de estilos, lenguajes, así como exponentes. Ha habido un aumento en la participación de mujeres en la plástica. Enumeraremos algunas de las más destacadas; Mercedes Quiñones, Anaida Burgos, Lizzette Lugo, Lizzette Rosado, Yolanda Fundora, Susana Espinosa, Toni Hambledon, Betsie Padín, Mari Nater O'Neill, María Emilia Somoza, Sandra Martínez y la ponceña Jeannette Blasini. En la escultura sobresale María Elena Perales. Dos de las más destacadas mujeres son Haydée Landing, cuya obra ha ganado varios premios internacionales y Susana Herrero, quien ha convertido la figura humana en icono lírico y poético muy particular en toda su obra. Como ustedes observan, la historia de las mujeres artistas y maestras de arte es prácticamente invisible. Y ustedes dirán, ¡Sí yo sé de Myrna Báez, Luisa Géigel, HaydeéLanding, Consuelo Gotay, y Ma. Emilia Somoza (fundadora de la Escuela Central de Artes Visuales y el MAC). El museo de la Universidad de Puerto Rico y del Recinto Universitario de Mayagüez fue impulsados por mujeres, entre otras de distintas generaciones, hasta el presente. Pero la historia todavía no es justa. Ciertamente, ¡¡la mujer artista puertorriqueña tiene gran resiliencia!! Porque con lo que sabemos hoy, con estos datos que seguramente muchos de ustedes y yo desconocíamos, podemos deducir que debieron ser muchas mujeres más: haciendo arte y criando una familia, haciendo arte y trabajando en alguna fábrica, haciendo arte y educando, haciendo arte y luchando contra una cultura del arte dominada por hombres.