(Santiago, Chile 1977) Artista visual con producción de obra en pintura, fotografía, intervención pública, videoinstalación y arte sonoro. Su trabajo desarrolla problemáticas visuales a partir del imaginario biográfico y la identificación del espectador con lo que ha llamado una posible estética del trauma, además del cruce y crisis entre las nuevas tecnologías y los conceptos de tiempo, limbo y ruina. Ha expuesto en importantes espacios dentro de su país, como el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Artes Visuales MAVI y Galería Metropolitana. También ha participado en muestras internacionales en espacios como YAKU Museo del Agua en Quito, Galería Marta Traba de Sao Paulo y Human Resources Gallery en Los Ángeles C.A. en Estados Unidos. Además, es curadora, directora y productora de proyectos en artes visuales y realiza labor editorial en publicaciones afines. Actualmente realiza proyectos expositivos, de residencia y gestión dentro y fuera de Chile.
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La Imagen y lo demás
por: Angie SaizLa Imagen y lo demásEncender. Esperar. Abrir. Responder, omitir, chequear, revisar, consultar, proponer, archivar, publicar, postear, reenviar, compartir, permitir, bloquear, refrescar, linkear, buscar, cargar, denunciar, invitar, sugerir, repetir.Miles de acciones buscan comunicar a través de la web a una persona con otra, y más aún, a todos con todos. La internet, formando una suerte de matrix social, desarrolla exponencialmente las posibilidades de esta comunicación que hoy busca más que solo enviar y recibir mensajes entre unos y otros, ser la plataforma de vinculación colectiva que nos acerque, informe y actualice incansablemente sobre prácticamente todos los temas que pudieran ser de interés común. Aplicaciones colectivas de juegos en vivo, redes sociales de mensajes múltiples e instantáneos, blogs y páginas de asociatividad, conviven desde la palma de la mano con una vida cotidiana de comunicación diversa e inmediata, casi bajo un funcionamiento inconsciente y automático. Entre tantos intereses diversos, las artes visuales desde su propio lenguaje juegan -como muchas áreas- a la explotación de la imagen utilizada tanto en el llamado de atención para convocar público, como en la invitación extendida a las temáticas del medio. En estos llamados y estrategias on line de promoción, la autorreferencia constante y la selfie de contenidos propios, susurra la necesidad de por un lado profundizar en lo que se expone (o lo que no se alcanza a exponer o a presentar de forma adecuada) y por otro de que ese contenido sea un enlace, un vínculo o lazo que posibilite una proyección más allá de la mera noticia del momento viralizada; sobre todo, porque lo que existe detrás del trabajo artístico es mucho más que una seguidilla de eventos expositivos o de conversación, existiendo un mundo detrás de los espacios de exhibición y las colaboraciones en diseño, producción, registros fotográficos, difusión, medios asociados, etc. Este entramado que le da sustentabilidad a los proyectos en artes visuales, se nutren de una cantidad de contenidos que en la vorágine del sistema web, donde es todo al momento y al ahora en la “hiper ocupación” del espacio informático, quedan en gran parte invisibles. Esa infinita cantidad de posibilidades y agentes comunicados al mismo tiempo, no deja de señalar la falta de presencia de quienes actúan a través de nuevas plataformas de conectividad, más allá de la imagen “hiper ocupada”. A momentos, esta comunicación resulta casi invisible; su capacidad de multiplicación, automatización, instantaneidad y desecho la vuelven peligrosa y cotidianamente etérea. Individual o colectivamente se escuchan y rubrican, hasta en su propia tipología, distintas “estrategias” de difusión y comunicaciones para lograr el anhelo contemporáneo de vincularnos. La complejidad de un espacio-tiempo determinado para la evolución de la comunicación virtual no puede soslayarse bajo las imágenes [imágenes=lo que vemos/lo que vemos=información web]; las imágenes en la web hablan, narran, justifican y especulan datos informativos inabarcables, pero también, deambulan en este universo logrando ser captadas por insistencia, repetición, capacidad de retención o interés propio incontrolable.La imagen envía, pero también resiste. Dentro del mundo de esta imagen y su representación de “algo” como un conjunto que envía cientos de mensajes, advertimos como “la pantalla aguanta todo”; el llamado perfil de una persona o lo que se presenta como proyecto, puede -bajo imagen y texto manipulados- mostrar una realidad vuelta ficción de prácticamente todo. En la web, y a través de la pantalla luminosa, sea esta del tamaño que sea, todos los contenidos pueden simularse a través de la imagen, haciendo que nuestra necesidad de profundizar los vínculos con otras personas sean mayores y más urgentes. En este entramado, la maraña de la exigencia por lo colectivo v/s la lucha por destacar, la convergencia de intentar rechazar las prácticas que debilitan proyecciones y desdigan discursos v/s aunar criterios y construir diálogo, propone y plantea desafíos mayores. El macro-proyecto de crear vínculos en un clima hostil y de condiciones tan adversas como la hiper-informatividad segundo a segundo, busca finalmente quienes intenten llevarlo a cabo, y por moda o convicción, siembra posibles conexiones. Lo demás, tiempo para ver resultados que establezcan el vínculo que indistintamente se busca, donde quien se encuentre fuera de los códigos y herramientas de utilización de este lenguaje, no solo no descifrará los mensajes de otros, sino que quedará incomunicado y fuera del fenómeno de vinculación futura con el correr del tiempo. La exigencia por mantenerse al día actualizando cada aplicación, atendiendo cada plataforma de manera coherente, manteniendo una imagen a pesar de “lo que en realidad” nos suceda pareciera ser ya, un nuevo trabajo ensamblado con los objetivos de todo proyecto.A ratos se recuerda que antes el tiempo para vincularnos era -como todo- más lento, pero también esa cámara lenta dejaba espacio para una vinculación creada de a poco, con espacios necesarios para que aquellas relaciones se mantuvieran por años. Hoy, de alguna manera proporcional, tenemos menos tiempo para estrechar lazos de larga permanencia, pero se generan miles de relaciones que activan (o pueden activar) paralelos canales personales y colectivos de afección, negocios, promoción, familia, y tantos más posibles. La velocidad con que nos relacionamos y vinculamos necesita la manipulación de la imagen como contenido para entregar mensajes complejos de forma rápida, siempre bajo el riesgo de perderse entre cientos de posteos y likes, la competencia de páginas webs por obtener más visitas, la atención puesta en aumentar los seguidores logrados e infinitos saludos de cumpleaños. El arte contemporáneo, en el trabajo a través de la imagen, navega y juega dentro del sistema explorando y potenciando sus alcances fuera del medio de las artes visuales también. Quizás esa característica fugaz y de latencia competitiva por el espacio que la comunicación y miles de acciones re-tecleadas hacia la web, mantienen ágil y versátilmente, sean precisas -o al menos cercanas- a lugares de encuentro en este contexto. El imperio de la imagen viralizada -y del texto vuelto imagen también- concluye una suerte de resultado ambivalente: por un lado la explosión de un suceso de plataforma web (noticia, evento, publicación, etc) puede tener gran alcance y difusión, y por otro, el bombardeo visual cada milésima de segundo es una amenaza de invisibilidad constante. El poder de esta imagen es absoluto, pues desde una invasión mental funciona como un cuerpo total, donde narraciones y enlaces se articulan bajo mensajes eternamente nuevos -y referidos a la vez-, estableciendo conexiones que susurran sobre todo desde las artes visuales, la necesidad de un archivo, de espacios de alojo o de mayor visibilidad alternativa a las redes saturadas que pudieran en un futuro próximo recoger ese lado de la ambivalencia, donde el objetivo final de vernos, re-conocernos y vincularnos en el tiempo a menudo fracasa. Acostumbrados a trabajar individualmente, o bien con cercanos, los artistas visuales -y otros desde el arte contemporáneo- buscan incansablemente formas de generar una red de vínculos con otros lejanos o desconocidos para encontrarse y enfrentarse a través de estas imágenes; una búsqueda que sin duda comienza y se satisface hoy en las redes sociales, pero que necesita con urgencia nuevas plataformas que apoyen objetivamente esta tarea infinita de reunión a la distancia, espacios donde documentar en el tiempo lo compartido en estas plataformas aleatoria y espontáneamente. Si ya por años hemos realizado una serie de operaciones y tareas a través de la computadora: diseño, programación, producción de imágenes fijas y audiovisuales y una innumerable variedad de opciones presentes, es la evolución de la comunicación virtual la que postula el desafío futuro. ¿Cómo esperamos comunicarnos en el medio del arte? ¿Que habilidades más allá del manejo de la imagen y su proyección -cierta o no- a través de la pantalla deberemos comenzar a desarrollar para esa comunicación? Pareciera no bastar la simple habilidad de encontrarnos en ese espacio o que éste meramente exista con la rótula del on line; su lenguaje, posibilidades y cómo pueden las distintas plataformas llevar a las artes visuales a una vinculación mayor, es el camino que de una u otra forma todos marchamos. Guardar. Cerrar. Esperar. Apagar.[BONUS] "Pero si subo esa escalerilla y frente a mí se extiende un teclado con millones de teclas, millones y trillones. Millones y trillones de teclas que nunca terminan y ésa es la verdad, que nunca terminan y que ese teclado es infinito. Si ese teclado es infinito, entonces, en ese teclado no hay una música que puedes tocar. Te has sentado en un taburete equivocado: ése es el piano en el que toca Dios." Alessandro BariccoAngie Saiz, 09.2016