En “Una piedra en el zapato” Oscar Formacio, a partir de sus impresiones, ensambla pequeños rastros de la materialidad del espacio y el vacío que ocupa Torre Andrade. En su práctica de observar la arquitectura, realiza un ejercicio plástico de construir un lugar imaginario, como un umbral que se dirige hacia una imagen sostenida por las distintas temporalidades y materialidades que están contenidas en un mismo sitio.