La Residencia Internacional de Arte Contemporáneo Social Summer Camp II, sé lo que hicieron el verano pasado fue organizada por el Programa de Residencias de Arte de Curatoría Forense, y contó con la participación de 14 personas entre artistas, investigadores, restauradores, docentes y gestores de Argentina, Brasil y Chile, Ecuador y Venezuela.
Era la primera vez que participa una residente que habla portugués, lo que llamó particularmente la atención de los vecinos y nos colocó en el desafío de entendernos primero en español. Muchas de las palabras que se usan en arte contemporáneo tienen diferentes usos en diferentes países aunque hablen el mismo idioma.
Ese año fue difícil para la zona central de Chile por lo ocurrido durante el terremoto del 27 de Febrero de 2010. Aún durante este verano los pobladores todavía se encontraban recuperándose del trauma causado por el desastre y los daños materiales eran visibles en las calles. Es por esto que muchos de los trabajos con la comunidad e intervenciones realizadas ese año tuvieron que ver con este fenómeno.
Colaboran y participan en las actividades los vecinos y dirigentes de Cerrillos, Certenejas, Estación Villa Alegre, La Finca Normandie, Loma de Las Tortillas, Monte Grande, Población Ana Rodríguez de Lobo I y II, Población José Ilic Toro, Población Julio Tapia y Villa Los Conquistadores.
Durante este edición trabajamos con los vecinos de Estación Villa Alegre en la construcción del Monolito de Adobe. También nos vinculamos a las autoridades del Museo Histórico de Villa Alegre a través de la donación del Museo de Arte Contemporáneo Villa Alegre (MACVILL).
Realizamos una intervención con papel craft de una frase en las murallas exteriores de las casas de la localidad referida al terremoto, y grabamos junto a los vecinos el film Paradero 21, una película de terror, pero de terror tranquilo.
Entre las actividades recreativas visitamos viñedos de la zona, inventamos juegos en la piscina de La Casona Solariega y viajamos a la playa de Constitución; nuevamente constatando los daños y cambios de una ciudad aún en reparación.
Esta residencia fue posible gracias a la colaboración de la Ilustre Municipalidad de Villa Alegre, La Casona Solariega, Bodegas y Viñedos De Aguirre y Panadería La Porteña.