"La construcción exterior comienza siempre desde el interior.
Los procesos de creación artística son complejos, reflexivos algunas veces y otras disruptivos con la realidad. Sucede que la idea se fractura entre el concepto y la abstracción.
Mundos, sistemas sensibles y expresivos, vagos perfiles y desmesuras en texturas diversas, es el paisaje interior percibido y construido por Gustavo Molfino.
Cosmogonías de aire y de pasiones, de tierra firme y de sombras, en algunas ocasiones.
Aunque el color siempre triunfa.
Las iridiscencias, las veladuras y las transparencias, acuden a la tela con semitonos y puntos medios que nos preparan para otros gestos pasionales para contemplar una especie de galaxia muy personal y única: el paisaje interior generoso y de ensoñación.
Nube, horizonte, agua, cielo y tierra. A veces se esfuman, se mueven y nos dejan con lo más profundo de nuestro propio ser: el alma sensible."
Mario Molfino y Gustavo Borletto.
Los procesos de creación artística son complejos, reflexivos algunas veces y otras disruptivos con la realidad. Sucede que la idea se fractura entre el concepto y la abstracción.
Mundos, sistemas sensibles y expresivos, vagos perfiles y desmesuras en texturas diversas, es el paisaje interior percibido y construido por Gustavo Molfino.
Cosmogonías de aire y de pasiones, de tierra firme y de sombras, en algunas ocasiones.
Aunque el color siempre triunfa.
Las iridiscencias, las veladuras y las transparencias, acuden a la tela con semitonos y puntos medios que nos preparan para otros gestos pasionales para contemplar una especie de galaxia muy personal y única: el paisaje interior generoso y de ensoñación.
Nube, horizonte, agua, cielo y tierra. A veces se esfuman, se mueven y nos dejan con lo más profundo de nuestro propio ser: el alma sensible."
Mario Molfino y Gustavo Borletto.