La performance consistió en una peregrinación que partió del taller del artista y finalizó, luego de un lento recorrido barrial, en la ribera boquense. La peregrinación ofrecía un pasaje o viaje nostálgico, cuyo antecedente fue la acción "Quinientos años de la Conquista de América" de 1992, parecido a un recordatorio itinerante por su propia obra; donde Portillos y otros artistas con máscaras de burros llevaban en cortejo fúnebre el féretro de su obra, la momia del conquistador Capitán Español Francisco de Orellana. A este grupo lo acompañó una murga con estandartes de colores y los vecinos del barrio que fueron convocados por un personaje que agitaba y arengaba a la gente con su altavoz. Después de hacer la caminata por las calles de la Boca, la movilización llegó a destino, lugar de la muestra donde se depositó el féretro y se organizó la construcción de una Apacheta al aire libre en homenaje y agradecimiento a la madre tierra, al agua y al trabajo, como rezaba la invitación al evento. Estos elementos y condiciones sirvieron de inspiración para todos los artistas del barrio de la ribera.
En "Desde el Recuerdo - Acción Ceremonial" Alfredo Portillos intentaba recuperar y resignificar, como una suerte de extrañamiento de las prácticas de los setenta en las plazas públicas, una acción artística de forma colectiva en la calle.
Con el título de la obra apelaba al recuerdo y al reencuentro de un espacio para la memoria colectiva en el barrio de la Boca, con una historia que posee una urdimbre de identidades que intentan dirimirse en la totalidad de la acción, de manera creativa, mediante la recuperación de los lazos sociales y culturales del barrio. De este modo, armar una apacheta, aunque efímera, permitió a Portillos recuperar el ritual como en los altares latinoamericanos, a la vera del río, pero en esta oportunidad con la anuencia y participación de la gente del barrio, creando nuevos lazos y condiciones de sociabilidad, volviendo a homenajear ya no a una imagen devocional como la Difunta Correa o Ceferino Namuncurá, sino a la tierra y al trabajo, como signo de recuperación de la memoria colectiva y de las luchas populares donde las prácticas artísticas y religiosas pueden transformarse, fundirse y peregrinar –por medio de los rituales urbanos-, siendo protagonistas de un cambio social, de otro tipo de situaciones de intercambio, de recuperación de las identidades y de la construcción de una nueva resistencia cultural.
fuente http://www.vivodito.org.ar/node/190